El “paloteado” (a veces también llamado "dance") es un término que no se refiere tan sólo a un tipo
de danza en la que se utilizan palos, sino que su denominación engloba mucho más que una actividad musical-coreográfica: se refieren a un espectáculo artístico, de
carácter bucólico, en el que se une la danza con el teatro serio y cómico, con
la poesía, el ingenio y la sátira.
El
paloteado es un acto ligado a la tradición eclesiástica de venerar al santo de
la villa en el que intervienen, por una parte, la interpretación inalterable
de las danzas a cargo de los dantzaris o paloteadores; y por otra, la escenificación
de la pastorada por parte de cuatro personajes que contiene secciones estáticas
y secciones variables.
Cada 29 de Septiembre, día
de San Miguel, al medio día comienza la procesión en honor al santo. En la puerta de la iglesia de San Juan Bautista esperan los ocho dantzaris junto con los otros cuatro protagonistas de la
pastorada: el Rabadán, el Mayoral, el Ángel y el Diablo. Mirando a la efigie de
San Miguel, justo antes de que comience la procesión, el Mayoral y el Ángel le
dedican unos versos y los paloteadores una danza, las Cortesías. A lo largo de la
procesión se suceden varias irrupciones de los dantzaris interpretando el Pasacalles, una danza de carácter más ceremonial
y solemne.
A las seis y media de la
tarde, en la plaza de Duques de Miranda da comienzo el Paloteado. Los dantzaris entran a la plaza con el sonido de la música del Pasacalles. En el tablado, esperan el Rabadán y el Mayoral al lado de la imagen del arcángel San Miguel.
En este momento comienza la pastorada, donde intervienen los
personajes propios del teatro clásico medieval. Es una disputa entre el
Bien y el Mal. Al final el primero triunfa. Intercalada en la pastorada aparece
un elemento más moderno que proporciona un espacio a la actualidad. Son los
llamados “dichos”: versos satíricos cuyo tema trata sobre situaciones cómicas o
embarazosas vividas por gente del pueblo durante el último año.
El Mayoral es el que comienza el teatro saludando a toda la vecindad. Después le toca el turno al Rabadán. Hace su presentación algo asustado porque dice haber visto una fiera que le ha amenazado en nombre del diablo. El Mayoral, tranquilamente, le recrimina sus fantasías y muestra su incredulidad acerca de la existencia del diablo. Entonces, tras una explosión pirotécnica, hace su aparición el Diablo quien amenaza a todos los presentes con llevarlos a los infiernos.vTras escuchar un fragmento del Alleluia del oratorio El Mesias de Friedrich Haendel, sube al escenario el Ángel (este rol es interpretado por una niña) quien se enfrenta al diablo. Tras una dura disputa, el Ángel acaba venciendo al diablo clavándole su espada.
El Mayoral es el que comienza el teatro saludando a toda la vecindad. Después le toca el turno al Rabadán. Hace su presentación algo asustado porque dice haber visto una fiera que le ha amenazado en nombre del diablo. El Mayoral, tranquilamente, le recrimina sus fantasías y muestra su incredulidad acerca de la existencia del diablo. Entonces, tras una explosión pirotécnica, hace su aparición el Diablo quien amenaza a todos los presentes con llevarlos a los infiernos.vTras escuchar un fragmento del Alleluia del oratorio El Mesias de Friedrich Haendel, sube al escenario el Ángel (este rol es interpretado por una niña) quien se enfrenta al diablo. Tras una dura disputa, el Ángel acaba venciendo al diablo clavándole su espada.
Seguidamente se sucede el
momento en el que se practican las danzas de forma continua. Primero las Cortesías. En cada mudanza, los
paloteadores recitan un verso dirigiéndose a la imagen de San Miguel. Éstos son
siempre los mismos. Después suben también las paloteadoras y todos interpretan
una danza de cintas, el Trenzado Simple.
Le sigue una de palos, el Vals.
Seguidamente se alterna otra de cintas, pero esta vez el Trenzado Doble. Y para el final se interpreta la más complicada y
la que más éxito tiene, la Jota.