Texto de la pastorada

En esta sección incluimos el texto que recitan actualmente el Mayoral, el Rabadán, el Ángel y el Diablo, y también varios fragmentos que conservaron José Litago, Rabadán en los años 40 y de Julián Torres, Rabadán de 1956 a 1958.


Texto 1 (actual)

Mayoral
De legiones celestiales
Oh glorioso San Miguel
fuiste general de la paz ungido
y este fiel y noble pueblo tuyo
por su patrón a ti te ha elegido

Como vieja tradición
que se remonta de antaño
surgen los paloteadores:
vienen a pedirte perdón bailando.

Este año también las mozas
salen a bailar su danza
con su ritmo señorial
y su lujosa pujanza.

Son claveles encendido
de rojo y vivo color,
que hoy dedican su danza
para tu gloria y honor.

Como nuestros padres, año tras año,
te pedimos perdón por sus pastores,
te pedimos perdón por su rebaño.

Que cada palo o palotazo,
que cada verso o salto,
sean mensaje de un fraternal abrazo.
  
Que en estas fiestas
la diversión sea sana
que nadie se meta en líos
ni se tire por la ventana.

Luzcamos nuestro mejor talante,
a los muchos y variados visitantes,
que para ver nuestras fiestas
se desplazan de los sitios más distantes.

Dejemos prueba patente 
de que somo de Navarra
y se oye nuestro folclore
en las seis provincias hermanas.

A nuestro ilustre Ayuntamiento
que en sumo celo de mejoras
ha preparado las fiestas
para que sean lo que son,
las mejores de todas.


A nuestros abuelos y padres
a nuestros maestros y educadores
que con su ejemplo nos enseñan
a empezar a ser mejores.

No quiero que en este pregón
falte saludo a ninguno
y a los enfermos y ausentes
les envío el más grande y puro.

Ni tampoco ser más extenso 
ni daros más el tostón,
que paséis felices fiestas
os deseo de corazón.

Rabadán,

Oiga usted mi mayoral
Según me tiene ordenado
De salir todas las noches
A dar vuelta por el ganado

Hoy las ovejas balaban
Balidos desesperados
Cogí mi palo y subí
Pensando que pasaba algo.

Al salir vi las ovejas
Revueltas por todos lados
Me fui al bulto que había
Y entonces vi que era el diablo.



Mayoral,

Calma, calma Rabadan
Con ese cuento a otro lado,
No vengas aquí diciendo
Que anda por ahí suelto el diablo,
Pues para que yo te crea
Tengo que verlo y tocarlo.


Diablo,

Alto que ya estoy aquí
y que nasie se ha de menear,
al primero que se menee
lo tengo que devorar.

Ya ha llegado la hora
de pasar por este pueblo
de llevarme a San Miguel
y a todo el público entero.

Tú (a San Miguel) conmigo has de venir
que es mucho el poder que tengo
que aunque venciste a Lucifer
yo no te tengo miedo,
porque tengo a mi favor
a todos los de tu pueblo.
El párroco y coadjuntores
también me defenderán
porque soy buena persona
por algo soy Barrabás.

Y vosotros paloteadores
marchaos que os lo ordeno
este año no hay paloteado
porque yo mando en el pueblo.

Y a ti como Mayoral
que miras a San Miguel, 
en el infierno has de entrar
por mando de Lucifer,
y pasarás por las llamas
de las calderas de pez.


Mayoral,
¡Oh! glorioso San Miguel
libranos de estos estragos
y  mira por este pueblo
que nos va a coger el diablo.


Diablo,
Llama a Dios y a todos santos,
que ninguno ha de venir,
y aunque vengan todos juntos,
conmigo no han de combatir.

Y tu que pintas aquí, (al Rabadán)
que también llevas florero,
te voy a coger con la horca
y te voy a llevar al infierno
y allí guisarás el rancho
pa mi y pa mis compañeros.


Rabadán,
¡Oh! glorioso San Miguel
yo no quiero ir al infierno
recógeme con tus alas
que quiero subir al cielo.


Diablo,
Llama, llama a San Miguel,
si no te ha de contestar
te voy a coger con la horca
y en el infierno has de entrar,
y te entregaré a las brujas 
pa que te asen pa merendar.

No sabes lo que te dije
en las puertas del corral,
que mis bravos compañeros
bien contentos bailarán,
al son de las panderetas
que con tu pellejo harán.

He oído murmurar
por todo este vecindario
que has visto un animalucho
que se parecía al diablo,
pues no te has equivocado
porque has dicho la verdad,
soy Lucifer el malvado
y me llaman Barrabás.

Desde la mansión de Herodes
yo vengo desesperado
en busca del estupor
en todo este vecindario.

Y a ti por ser tan escueto (al Rabadán)
y hablar con tanto salero
dentro de pocos momentos
te diré el poder que tengo.

Nací, nadie sabe donde,
era la  noche de un sábado
cuando las brujas volaban
por encima de los tejados
a caballo en sus escobas
con los pelos regañados.

Auquellas buenas señoras
me cogieron en sus brazos
me apadrinó Lucifer
y cuendo fui muchacho
al colegio me llevaron,
ante una legión de diablos
que saben más que los sabios.

Ah, si supieráis vosotros
lo que allí me enseñaron,
mucha gramática parda
y poco amor al trabajo,
a tener poca vergüenza
y a volver lo negro, blanco
a cobrar y a no pagar
a tol que le deba un cuarto.

Y esta doctrina predico
por toda la cristiandad,
que desde Oriente a Occidente,
ninguno habéis de quedar.

Vengo desde Palestina,
pisando tierra santa,
en busca de San Miguel
y tol que le haga alabanza.

En los montes de Alcorán
tierra de mahometanos
han muerto doscientos mil
de una peste y un contagio.

A todo mal el remedio
por el mundo voy buscando
sin hallar consuelo alguno
con que nos alivie un tanto. 

Al este yo salí de Servia,
de Rusia y otros reinados,
Asia, América,
el gran Egipto y El Cairo,
y a cuyo tiempo una voz
de un mensajero gallardo,
de que en Cortes San Miguel
es un patrón soberano.

¡Decidme si es verdad!
Y os lo será bien pagado,
y si allí no hacen milagros,
lo arrastraré por el suelo,
le daré doscientos palos
y le diré dos mil agravios
y le haré tres mil pedazos.


Mayoral,
Escuchame Barrabás,
vil gusano embustero,
como es que te has de llevar
a san Miguel de este pueblo,
aún no ves con que ilusión,
lo veneramos en estas tierras,
muy pronto bajará un ángel 
que te ajustará las cuentas.


Diablo,
No me hagas ir al infierno
y destape las calderas
y se presenten los diablos
alegres y pendencieros.

De aquel alcázar oscuro
de los montes elíseos
vengo en alas de mi furia
para llevarme al infierno
alguaciles, concejales,
prestamistas y usureros,
amas, dueñas y criadas,
recaudadores cajeros,
pero lo que más abunda
en aquellos quemaderos,
esos de las sayas negras,
que a millones los tenemos,
pues con todos esos juntos,
tengo que hacer una cena,
para invitaros a todos
y yo estar de enhorabuena.

Y de las mozas que vengáis
a gozar de los infiernos
allí todas tendréis novio
porque de todo tenemos.

Empezando por barberos,
panaderos y tenderos,
apañacuencos gitanos
por allí tengo un plantero.

Pero entre todas habrá una,
y esa ha de estar a mi lado,
es aquella que hay enfrente,
miala, como está mirando,
a lo menos se ha creído
que la voy a decir algo,
no se ha creado la miel
para la boca del asno.

Ya oigo pisadas por ahí,
alguien viene a defenderos,
es el ángel de la guarda,
que Dios envía del cielo.

Ángel,
Qui quos Deus
¿Quién como Dios?

Diablo,
Yo, yo soy el que me comí
 en ayunas cien carneros,
Cien varas de longaniza,
doscientos pares de huevos.
Ese fue mi desayuno
hasta que vino el almuerzo.

Ángel,
¿Tú?, tu quieres ser como Dios,
contento te puedes ver,
que te arrojó a los infiernos
y te hicieste amo de él.


Diablo,
¿Quién eres tú?, mal bichillo,
mocosuelo, mal engendro,
si te cojo entre mis uñas
te voy a llevar al infierno,
y te voy a llevar colgado
en la punta de mis cuernos.


Ángel,
Soy el ángel de la guarda,
que Dios del cielo me envía,
a defender a este pueblo
y a toda su cercanía.

¡Oh! glorioso San Miguel,
no le tengas miedo al diablo,
que he venido a defenderte,
para eso del cielo he bajado.

No tan solamente a ti,
sino a todos compañeros,
yo también defenderé
a todo el público entero.


Diablo,
Que contentos estarán 
los diablos en el infierno,
al ver que les llevo un ángel
recién bajado del cielo.
Hoy a de volar san Miguel
y su templo consagrado,
aunque muy malo les sepa
a estos cobardes cristianos.


Ángel,
San Miguel no volará
ni lo sacarás del templo
porque vengo en su defensa
así me lo ordena el cielo.

Tú no sabes quien soy yo,
ni sabes el poder que tengo,
con el auxilio de aquel
y los dos al mismo tiempo
nos crió bellos y hermosos.

Tu fuiste rebelde a mi dueño,
y al rempollo de mi voz
y de mi brillante acero,
quedarás negro tizón
de ángel bello, monstruo horrendo.


Diablo,
Todos los curas y frailes
que bailes te tirarán,
al son de las panderetas
que de tu pellejo harán.

Me comeré a San Miguel,
a San Pedro y a San Juan,
al párroco y coadjuntores
y a toda esta vecindad.


Ángel,
Te veo muy animado
y tienes mucho poder,
de las almas que hay presentes
ninguna de has de comer.


Diablo,
Ya pronto marcharé,
pero aún me queda un momento
y la tierra ha de temblar
si no logro lo que intento.

¡Tierra! ¿que haces que no tiemblas?
¡Cielo! ¿cómo no te aplanas?
¡Volcanes! ahora es hora 
para que espabiléis las llamas.


Ángel,
Última orden que te doy
Barrabás, demonio fiero,
márchate de aquí cuanto antes,
y deja libre a este pueblo.


Diablo,
Ya me voy a marchar de aquí
ya me voy a mis infiernos,
se ve mi poder frustrado
y me arranco hasta los cuernos.


Ángel,

Tú no marcharás de aquí,
no darás mal por el mundo,
mi espada traspasará,
este pecho tan inmundo.

Diablo,

Quiero terminar diciendo
y poner por condición
que todo que aquí decimos
es sin mala intención

y quien así no lo entienda,
y tan a mal se lo tome,
solo queda por decirle:
el que se pica...

(contesta el pueblo) ¡Ajos come!

Y con esto me despido
y espero que os haya gustado
y les pido mil aplausos,
para todos los del tablado.




Texto 2: versos de José Litago (1942-45)

Qué verguenza San Miguel,
yo también tengo tres hijas
dame fuerza y voluntad
para que yo las corrija.

Y alguna que, por fortuna,
de joven se queda viuda,
éstas ya no hay quien las amarre
hasta que no se les pone
el cuerpo lleno arrugas.
Y salen con la permanente 
y pinturreos de casa
y se anuncian de ama seca,
cocinera, y algo más.

Y si pillan una casa
 como la del tío Colás,
rejuvenecen diez años
por el trato que les da,
y muchas facilidades
 para ir a comprar.

Pues anda que Nicolás
éste no se queda atrás
todas las noches al cine
y a Zaragoza al Pilar. 

Estoy loco de contento
porque van a inaugurar
la nueva playa en la Huecha
donde se van a bañar
las hijas de Lajusticia,
la Pachina, las Cachonas,
la Fantoba, la del maestro
y las Mendivil,
y aún me falta un centenar,
porque vienen forasteras
para aprender a nadar.
Porque la que hay en la fábrica
es de más profundidad
y no hay piedrecicas de arena
para poderse rascar
el carmín que ellas arrastran
entre uñas, cara y demás.
Por eso que José Antonio
se tuvo que retirar
por más de tocarle jotas
de las del Royo del Rabal.

También la de Feliciano
entra en esa sociedad
aunque ésta tiene un hermano
que es una barbaridad.
Éste es un conquistador
que es capaz de conquistar
un satélite en el aire
y no dejarle explotar.

El otro día viniendo
por la acera de la estación
tropecé con un obstáculo
que perdí la dirección,
mas dando un traspiés
fui a parar con un árbol
donde había dos parejas
y al ver yo los movimientos dije:
¡Anda! sin agua
y están nadando.

Sin embargo las madres
que satisfechas están
porque salen las tardes
sus hijas a pasear.
En cambio el pobre marido
sale pal monte a regar,
los mandan medio desnudos,
descalzos y sin cenar.
Y luego vuelven a casa
sin ganas de trabajar,
pues acuéstate hija mía,
atu padre ha cenado ya. 

A Luis Alba:
Dicen que eres encargado
y te tienes por formal,
que avisas pa San Antón
y regamos pa San Juan.
Y te has metido sacristán
que era lo que te faltaba
para no hacer nada,
recorres el pueblo, 
vas detrás de las ricas
como un perrico faldero
todo menos trabajar
que no te gusta ni un pelo.
Nunca se les caerá lo de suplentes
a Florentín y el Ángel el Cebadero
y debéis daron prisa
porque se acaba el plantero.

A Sebastián Pascual:
Eres un chico muy pincho
y estás muy bien educao
de algo te ha de servir
ser hijo de un abogao.

A Chato Alejas: 
Eres guarro y embustero
eres Adán y marrano
que aunque revuelvas un water
no te lavas ni las manos.

Texto 3: versos de Julián Torres, 1956.

¡Oh! glorioso San Miguel,
enséñame a saludar
por ser la primera vez
que salgo de Rabadán.

Yo saludo a San Miguel,
con todo mi corazón
por ser el patrón del publo,

Y al muy ilustre Redentor
y al muy ilustre Ayuntamiento,
y a los nuevos sacerdotes,
que nos tratan con cariño
a todo el pueblo de Cortes.

Yo saludo al pueblo entero,
con muchísima devoción,
y a San Miguel nos proteja
como navarro y patrón.

Yo les pido a los presentes,
con toda sinceridad, 
que si en algo se les falta,
que nos sepan dispensar.

Hablaremos de las chicas,
en fiestas de San Miguel,
que han estado preparando
por lo menos más de un mes.

Se han preparado vestidos
y zapato colosal,
todo de los semaneros
hasta medias de cristal.

También se han comprado alhajas
y se han teñido el pelo,
y paicen a las fantasmas
cuando salen por el pueblo.

Llevan reloj de pulsera,
y bolso de plexiglás,
y llevan los coloretes,
porque no tienen un real.

Y ahora en la vida moderna,
nadie se puede apurar,
porque te da el semanero
pa cuando quieras pagar.

Lo mismo te da una radio,
bicicletas y tractores,
pero después al pagar,
vienen las aclamaciones.

¿Y de los mozos que diremos 
con lo fantoches que van?
pues los trajes que ellos llevan
sabe Dios de quién serán.
Pues serán del semanero
como cosa natural.

Por eso, las pobres madres,
¡cuánto tienen que sufrir!
cuando les viene la cuenta,
no saben ni qué decir.

Ya me despido de ustedes,
con cariño y con afán,
y reciban un saludo,
de este noble Rabadán.